domingo, 18 de julio de 2010
El trabajo - El Plano Sublime - Ramtha
Ahora, cuando empezamos el día, cualquiera que sea nuestro trabajo, lo hacemos por un salario o sueldo justo. Es algo honroso cumplir y ejecutar las labores por las que te pagan. Todos los maestros que han caminado sobre este plano lo han hecho. Algunos de ellos han realizado trabajos muy humildes, lo que fue una
oportunidad excelente para observar sus actitudes. Cuando tomes el trono del Espíritu Santo, el tercer punto de la lista es:
Este día déjame ejecutar mi trabajo desde el justo lugar de mi Espíritu Santo.
Surge entonces la pregunta: ¿te mereces de repente un aumento de sueldo sólo porque ya te has vuelto espiritual? No. El aumento consiste en subir la energía espiritual. Eso es algo que ya no te cuestionas. No se trata de obtener una moneda por el esfuerzo; se trata del esfuerzo. Es en eso en lo que estamos interesados.
Si ahora estamos sentados en un lugar de poder, en un lugar de espiritualidad, lo que realmente nos interesa son nuestras interacciones; eso es lo que realmente cuenta. Queremos ser capaces de colocar al Espíritu Santo en un lugar mágico, y el lugar de trabajo es un lugar mágico. No es una excusa Para recaer en viejos patrones de hábitos. Es el lugar ideal para empezar a recuperar el poder. No es quitarle el poder a otra persona, es recuperar el poder que nosotros hemos colocado
allí. Eso es lo que queremos hacer.
Y cuando trabajamos por el honor de nuestro espíritu más que por el dólar que nos den al final del día, estamos laborando en los campos de Dios, y es allí donde deberíamos estar porque en la lista, más abajo, aparece el asunto de la riqueza fabulosa. Porque mientras más cerca estés espiritualmente, mientras más
consistente seas, más grandiosa será esa realidad.
Y la riqueza fabulosa ciertamente no va a venir del trabajo; viene del Plano Sublime a través de una puerta extraordinaria que se abre hacia una aventura totalmente nueva, la aventura que todos nosotros, por lo menos la mayoría de nosotros, planeamos con tanto cuidado. De allí viene tu riqueza fabulosa, no de tu trabajo.
Pero la idea es realizar nuestro oficio honestamente sin cortar por el camino más fácil, porque cuando lo hacemos, estamos cortando nuestro propio camino. ¿Comprendes? En otras palabras, no engañamos a nadie; nos engañamos a nosotros mismos. Y si puedes tolerar eso, entonces te tengo muy poco respeto. Y si
engañas a otro —y te estás engañando a ti mismo porque de allí es de donde viene—, tengo muy poco respeto por tu humanidad y por el poder de tu espíritu, porque alguien te ha colocado en un lugar de confianza y estaba dispuesto a pagarte por ello.
Si decidimos convertirnos en personas espirituales, ya no debemos ver la utilidad de nuestra vida en términos del dólar. Eso tiene que terminar. Más bien, deberíamos buscar el uso de nuestro espíritu en maneras en las que a diario lo dotemos de poder, porque de allí vendrá la gran veta madre. ¿Comprendes eso? Caer en una actitud de tomar el camino fácil, tomarse demasiado tiempo y demasiadas libertades, sí, estás engañando en tu trabajo, pero lo peor de todo es que te estás engañando a ti mismo. Y lo peor es que el que lo hace piensa que se sale con la suya. Esa es la mentira. No es así, porque lo que hacemos, nos lo hacemos a nosotros mismos. ¿Todavía no has captado ese asunto?
Si salimos de los tres primeros sellos del superviviente: «Tengo que conseguir un trabajo, tengo que pagar esto, tengo que conseguir aquello y lo otro, tengo que tener comida sobre la mesa. Y puedo ser muy amable hasta que hablemos de dinero, y hasta ahí llegó todo.» —los tres primeros sellos son eso, ese es el animal al que me referí antes— cuando salimos de ese lugar, realmente nos vamos de allí y llegamos aquí (cuarto sello). Estamos reconstruyendo el templo; eso es lo que queremos.
Nuestro Dios siempre proveerá porque mientras nos esforcemos por llegar a ser ese ser espiritual e íntegro, ese campo energético del que dije que se notaría desde el primer día, ese campo radiante, mientras más poder se le dé, más poderoso será el pensamiento común. Imagina por un momento nuestro modo de pensar natural, que si el pensamiento común proviene del trono de nuestro Dios, desde este alto lugar que ahora vamos a ocupar, y si nuestro pensamiento común procede de allí, ¿qué tan cerca estamos de esa realidad? Hacemos que ésta caiga del cielo. Estamos más cerca de casa. Estamos más cerca de nuestra verdadera naturaleza que lo que estamos aquí abajo.
El camino espiritual no debe basarse en el dinero, sino en crecimiento espiritual. Eso no quiere decir que te vas a sentar como un holgazán a esperar que alguien se haga cargo de ti, porque así también te traicionas y te lastimas a ti mismo. Te lastimas en el sentido de no tener un lugar al cual ir durante el día donde se desafíen todas las facetas de tu ser. Necesitas un lugar de retos. Necesitas un lugar donde puedas aplicar esto en tu trabajo. De modo que es cuestión de levantarse y cumplir todas las obligaciones con rectitud. Porque al final del día, vas a saber si lo hiciste o no. Y si lo recortas, tú serás recortado. ¿Entiendes cómo funciona esto? Y es lo mismo cuando eres «el señor» en el trabajo. En ese caso, tienes que permitir que las entidades realicen su trabajo creativo. Y tú las contrataste para que hicieran un trabajo creativo. Deja de atropelladas.
Permíteles que sean creativas. Dales espacio para que aprendan en tu presencia. Esto funciona en ambos sentidos. Un patrón justo es algo poco común. Un patrón justo, cariñoso y recto es muy poco común. Cuando tenemos gente ocho horas del día bajo nuestra responsabilidad, es mejor que seamos un legislador justo, porque lo que les hagamos a ellos, nos lo hacemos a nosotros mismos. Si abusamos de ellos y los hacemos parecer inferiores porque sus deberes aparentemente son insignificantes comparados con el enorme panorama de nuestra vida, nosotros somos los tontos. Somos nosotros quienes nos mostramos realmente inferiores.
Todo trabajador que a diario nos entrega ocho o nueve horas de su vida merece respeto y consideración. Y no deberíamos verlos como esclavos, sirvientes, o sea, la vieja idea de que la jerarquía sea atendida por los que nunca hacen nada bien. Aunque en la idea del espíritu, un ser espiritual verdadero es aquel que presta servicio, ¿no es así? Cuando eliminamos todas estas actitudes de superior e inferior, entonces hay un campo radiante de amor en el cual brillamos, crecemos y florecemos. Ninguna cantidad de dinero nos da derecho a abusar de alguien que trabaje para nosotros. Y si no podemos ser compasivos y afectuosos, pero no obstante directos, si no les damos a esas maravillosas vidas espacio para crear de una manera creativa y retadora dentro de nuestro espacio y tiempo, los sofocamos y entonces nos sofocamos a nosotros mismos. Si abusamos de ellos y los tratamos mal, entonces no los merecemos, no somos patrones justos. No necesitamos tener poder sobre nadie.
Pero si aprendemos a respetarlos porque ellos son nosotros y nosotros somos ellos, entonces aprendemos a comprender que ellos son Dios, así como nosotros, y sabemos que les proporcionamos un patio de juegos, una arena donde enfrentar los problemas durante su día, les hemos dado una oportunidad y nos la hemos dado a nosotros. Cuando los administremos desde un estado de amor, nos daremos cuenta de que realmente no hace falta una administración, porque la gente correcta no necesita que la vigilen. ¿Comprendes?
Ese es un medio ambiente amoroso donde el jardín puede florecer, y sí que florecerá. La maleza no podrá medrar; será fácil de arrancar. Una persona que no sea emprendedora o motivadora saltará a la vista. Ese no es lugar para ellas.
Así que un gran «señor» tiene la manera ingeniosa de encontrar personas ingeniosas que trabajen en su realidad, y no obstante les da espacio para que creen la suya propia. Y es una entidad muy poco común la que hace esto con honor, amor y confianza. Funciona en ambos sentidos, ¿no es verdad? Nunca le hacemos a otro lo que no nos haríamos a nosotros mismos; nunca.
Si entre nosotros hay un ladrón o un villano, lo sabremos. Lo sabremos porque en el Espíritu nada está escondido y será revelado. Y la manera justa de hacerlo es indicárselo a la persona que es el villano. El peor castigo es ser retirado de un jardín donde todo el mundo florece excepto uno. Eso es castigo suficiente, ¿verdad? Perder la oportunidad de crecer verdaderamente y ser rosas, crecer y ser lirios; poder tener el perfume de la creación espiritual, esa es tu recompensa justa: no poder estar en un medio ambiente así. Por supuesto tú lo creaste y te lo mereces. No es un problema de confianza. Cuando tu señor al que sirves está sentado sobre el trono del espíritu, lo sabrá todo porque esa es su disposición natural.
De modo que el trabajo no debe ser una cuestión de pesos y centavos, sino de aplicar una energía impecable y procesos de pensamiento impecables.
Ahora, los que regateáis entre vosotros. En este auditorio hay algunos que tenéis el hábito malicioso de aprovecharos de los demás y eso debe terminar. En otras palabras, si le pides a un artesano calificado, miembro de esta gran familia, que haga algún trabajo y te dice cuánto cuesta, el precio es justo. Si no te gusta lo que piden, entonces busca a otro que lo haga por lo que estás dispuesto a pagar. Pero no trates de obligarlos a que rebajen el precio de su trabajo. Eso no es correcto ni inteligente. Y no me digas que eso es parte de tu herencia cultural, esa es una afirmación torpe y retrógrada. En esta coyuntura no existe algo así como la nacionalidad. El Espíritu no es nacionalista.
No hagas eso. No trates de quitarle a tu hermano o hermana lo que piden a cambio de su energía. Los ennobleces al aceptarlo. Los dignificas y los exaltas, ¿no es verdad? Los dignificas y, si ellos son justos, a su vez te dignificarán con un trabajo superior.
Por otro lado, no saques provecho de una situación al cambiar súbitamente tus honorarios. No digas que la semana pasada era tanto, pero que ésta, como es fulano, entonces el precio es el doble. Eso es aprovecharse de la gente, es algo improcedente.
Ahora escúchame bien. Lo que no queremos hacer en la vida espiritual es continuar fomentando la condición de víctima, especialmente dentro de este grupo. Aquí no queremos darle a nadie la ocasión de ser la víctima. ¿Comprendes? Ese juego se terminó aquí. En este grupo queremos practicar la integridad, la honradez y la confianza. No sientes un precedente diciendo: «No le gustó, entonces se portó como una víctima». No hagas eso. Esto es una familia espiritual. No salgas intencionalmente a victimizar a alguien y luego usar las enseñanzas para decir «fulano es una víctima», simplemente para justificarte de algún modo. Eso es un error. Es improcedente y no es espiritual.
En este grupo no queremos darle a nadie la más mínima oportunidad de ser una víctima, porque este no debe ser un grupo donde exista esa elección. ¿Comprendes? Esa es una elección en el mundo corriente, pero no aquí. Y no practiquéis esos juegos propios del mundo exterior aquí entre vosotros. Hagamos a otros lo que nos hacemos a nosotros mismos. ¿Qué mejor grupo para poner eso en práctica?
Quizás fuera agradable decir: «Me parece que has subestimado tu precio. Creo que mereces más de lo que has pedido». Págales así. ¿No sería eso un cambio? Pero ¿no es eso practicar lo excepcional en lugar de lo predecible? Esas son las pequeñas zonas que empezamos a alimentar aquí. En este grupo nadie debería apuntarle a otro para victimizarlo intencionalmente y hacerlo sentir miserable porque es una víctima. Eso sería algo muy ruin, repugnante. Y yo sé cuando lo estás haciendo. Lo que le haces a otro, te lo haces a ti mismo. Te juro que es así.
Entonces no trates de economizar. ¿Por qué no ensayas lo contrario? ¿Por qué no aprecias y encuentras valor verdadero en vez de pesos y centavos? ¿Me entiendes?
¿Está claro lo que dije sobre el trabajo? Es importante que abordes este asunto como un ser espiritual y no como un ser físico con cierta identidad. ¿Ves el valor que tiene esto? Porque ya no estamos trabajando sólo por los dólares; lo hacemos por la libertad del espíritu, que es el lugar más prístino para aplicar esto. Y funciona en ambas direcciones.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario